Entre abrazos te dices: "uy, qué va, o bueno, puede que sí", y al día siguiente a la distancia le soplas: "me salen chichones de pensarte, amor, cómo dueles, y eso que pienso que no te quiero, y eso que esta vez sí que miraba por donde iba pisando".
Porque el "se mira pero no se toca" equivale al "se siente pero no se entiende", y en cuanto a la tentación y los sentimientos se la traemos bastante floja, te lo digo por experiencia, de cuando yo na más que he sido eso, sentimiento.
Desarraigarse. Mandarlo todo, maldita sea, por una vez, al infierno. Ser uno mismo a riesgo de caer en picado y para siempre en el intento, porque la vida sin peligro es como el mundo sin John Lennon. Casi humo.
Aquí me tienes, haciendo un cameo en tu vida. Soy sólo el delirio en ayunas de nuestras intenciones, sólo eso. Soy sólo reacción, estoy aquí de rebote, de mayor quiero ser instinto. Aquí me tienes, con mi idilio de garrafón convertido en gas lacrimógeno. Idílicamente tú, idílicamente yo. Dime si el delirio no es una inmortalidad más a la que aferrarse, con todos los cruces que quieras, si piensas pagar con intereses tus deudas, tus deudas tuyas.
En el fondo mentimos como cosacos, diciendo que en vez de evitar hundirnos, nos place la deriva, y que va en serio eso de que estamos loca y alegremente confundidos, y tenemos poquito más que inseguridad, pero, en fin, cada uno con su pedo.
Antes de ponernos a hablar como si leyésemos todos los días los periódicos, he de leer en tus cicatrices qué ha habido cuando no sabías en qué día vivías, ni qué mundo era éste de amenazas legales especializadas en alas, y tú como si nada.
Dime cómo de absurdo es preferir el amor a primera vista a torpes, torpes, intentos de soledad chamuscada. La conclusión. La epifanía.
He aprendido a trompicones un montón de tonterías, y a pescozones a besarte llorando que no estoy de sobredosis, he jugado a destroquelar tus opiniones invirtiendo su cromancia, y a electrocutarte el peinado y a limarte arañazos. He jugado a jugar contigo y me has ganado, y ha habido veces en las que no estaba jugando pero jugaba a que no te dieses cuenta.
He subido a lo más alto sólo porque luego la ostia iba a ser mayor, he dejado a gente estupenda por el camino y me empacha de indiferencia su recuerdo, me he mojado cuando hizo falta mojarse. Y ya ni eso, he renegado del mundo hasta tal punto que me cuesta volver, aunque sea para unirme a luchar
Ser o no buena gente, así, tan buenagentemente dicho, puede, en fin, qué sé yo, pero puede que sea saber que te quieren, y sentir que te lo mereces.
Escrito (adaptado): Silvia Orión en http://silvi-orion.blogspot.com.es/
Música: I miss you -- FairVienna, http://www.purevolume.com/FairVienna
Voz en off e imagen: Aleera Jezhebel
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